Pero,
sobre todo, necesito castigar. El principio de la tortura, que fue
creado en una tarde maníaca, hipermaníaca de verano. En ella Tito, como
siempre, gozaba fálicamente con una mujerzuela de las que sobran en la
vida. Pues bien, en ese momento un relámpago me hizo ver el principio de
tortura. Dice lo siguiente: “el sistema nervioso –es decir, yo-
castigará lo más posible a Tito, no ya bajo la forma de sentimientos o
pensamientos, puesto que no les da pelota desde hace tiempo, sino bajo
la forma de sensaciones dolorosas de todo tipo, viscerales, musculares,
visuales, etc.”
No hay finalidad, puesto que solo soy eso, una masa de células alocadas, aburrida, que se dedica a fustigar a Tito.
Con
todo esto nos aproximamos al tema esquizofrénico del “lenguaje de
órgano”, pero no hablaré sobre ello, pues las teorías literarias o
psicológicas están a cargo del profesor Chopper, al menos en este blog. Antes de irme quisiera aclarar dos cuestiones acerca de mí:
a) De mi nombre, la parte que dice “sistema” no debe ser tomada literalmente, pero sí la parte que me califica de “nervioso”.
b) Tengo malas intenciones.
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