miércoles, 10 de agosto de 2011

Giro en la campaña de la UDESO: el budismo denarvaico al palo. (Por Dr. Di Bolazzo)

   Ante la avanzada religiosa de la campaña de Daniel Scioli en su aviso gráfico Yo creo en Dios, la UDESO decidió no quedarse atrás y lanzará en estos días su spot televisivo "Yo creo en Buda". En él se mostrará al candidato De Narváez expresando su llamativa fe budista, así como las claves de su nuevo culto. El objetivo es mostrar al diputado como un pequeño Buda que liberará del sufrimiento a las masas del Conurbano, más que como el ricachón simpático que hemos visto hasta ahora. He aquí algunos puntos básicos de este giro místico.
La muy sólida posición de loto. En el spot tanto De Narváez como Ricardito Alfonsín aparecerán sentados en la típica postura de meditación de los budistas zen, con las piernas cruzadas sobre sí mismas y la espalda recta. Se encontrarán ubicados en sendas piedras debajo de una cascada, en pleno invierno. Soportarán el frío del agua y el dolor de la posición de modo estoico, gracias a cierta misteriosa sustancia con la cual la UDESO promete devolverle el poder ciudadano a cada uno de los bonaerenses. Los que participaron de la filmación cuentan que los candidatos estaban tan duros que tuvieron que sacarlos de la cascada en esa misma postura, y también así conducirlos hasta el hotel en la caja de una camioneta.
El arhat Francisco De Narváez en posición de loto, duro como una mesa, Mina Clavero, agosto de 2011. La imagen de liderazgo budista será la clave para derrotar al católico Scioli.

 El final de la inseguridad. Hasta ahora De Narváez habia prometido una provincia más segura, aunque nadie conocía  bien cómo lo iba a lograr. Sabremos gracias al nuevo spot que ya casi no habrá más incidentes violentos entre delincuentes y otros ciudadanos. Las personas deberán adoptar una actitud búdica y cada vez que sean afanadas pensar: "yo soy el chorro, lo que está afuera está dentro". La máxima de que todo el distrito es una unidad, que ningún bonaerense existe como individuo separado del todo cósmico del Conurbano, solucionará de una vez y para siempre el problema  del delito, ya que aquel que sea robado se identificará con el que lo robó, perdonándolo e, incluso, disfrutando del bien que adquirió robándose a sí mismo.
 Un feliz militante del budismo udesótico. Con la nueva concepción del mundo bonaerense que propone De Narváez, el que sufra un robo podrá seguir disfrutando de sus bienes de forma mental o espiritual.

Más allá del dolor. Si a pesar de todo surge la violencia, De Narváez propone otro recurso: una sorprendente sustancia blanca y radiante que todos podrán adquirir en el local más cercano de la UDESO, siempre y cuando paguen un diezmo. La inhalación de esta especie de talco -que la gente de De Narváez niega rotundamente tenga algo que ver con alguna sustancia prohibida-, protege de todo tipo de dolores provenientes de cortes profundos con cuchillos o navajas, golpes con palos o látigos e impactos de bala. Se trataría de un polvo místico traído de Okinawa, usado por los grandes karatekas budistas del siglo XIX para enfrentarse sin armas a las huestes imperiales. Por lo demás, la sustancia también sirve para aumentar la autoestima y la sensación de seguridad personal, por lo que es de esperar una provincia repleta de gente hiperactiva, aunque poco propensa a la risa. 
 El polvo okinawense que permite evitar cualquier dolor. También aumenta la sensación de poder personal en quien lo inhala. La provincia literalmente no dormirá.

La extinción del deseo. El problema del hambre en la provincia obtendrá también una solución heterodoxa. Desde el budismo denarvaico se enseña que el deseo es el origen de todo mal, por lo cual es preciso obtener su destrucción. De este modo, a quien tenga hambre se le explicará que no se trata de otra cosa que de deseo de comer. Que ese deseo es la fuente de todas las penurias, ya que ata al individuo a la cadena de reencarnaciones. Y que, finalmente, al vencer el deseo habrá obtenido la iluminación, cuando esté en una camilla y las potentes luces del hospital encandilen sus ojos.
Un monje denarvaico alcanzando la iluminación. Ha destruido su deseo de comer y se librará para siempre del ciclo de las reencarnaciones.

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