domingo, 7 de agosto de 2011

5 consejos para que de una vez por todas dejes de hacerte la paja (Por Lic. Grace Falopio)

   Ya les enseñé la semana pasada qué tipos de mujeres les arruinan la vida, por lo que hoy vamos a dar un paso más. Como sé que son (ustedes, mis lectores en particular, y los hombres en general) unos decadentes pelotudos, que si no se pagan una trola la única opción que les queda es toquetearse viendo la revista "Sexhumor", hoy les voy a bajar línea con el fin de que enganchen alguna pendeja bien dispuesta. A vos, papurro, que cuando te gusta una piba de la facultad corrés al baño a ponerte una boligoma en el calzón para que haga bulto, te digo que le estás errando.
1) El seductor indescifrable. Ustedes los hombres son tan lineales y básicos como un cuaderno Rivadavia cuadriculado. Creen que ellas quieren lo mismo que ustedes (ponerla/que se la pongan). Bueno, les aviso que las mujeres deseamos muchas otras cosas. ¿Qué cosas? Nos gusta, por sobre todo, el misterio. No importa que a la hora de los bifes eyacules a los 19 segundos o, por el contrario, la revientes en la cama. Lo importante es que siempre la tengas pensando acerca de qué pasa por tu cerebro, que por cierto ya sabemos que es impermeable a alguna idea útil. Hacete el misterioso, incluso el siniestro. Ella es tan boluda que siempre va  a estar preguntándose cuáles son los inefables secretos del universo que no querés revelarle. Mientras tanto, fascinada por la incógnita que sos en su vida, te va a entregar el marrón 28 veces por semana.
 Look sugerido para las primeras citas románticas. El misterio es clave en el erotismo.

2) El baile del apareamiento. No, no seas animal, no se trata de que baile sobre tu pepino. Cuando la estés cortejando decile que morís por ver cómo mueve con gracia sus caderas al compás de tu canción favorita. Para esto averiguá primero cuál es su ideología y usá la psicología inversa. A una fachita del PRO  pedile que sacuda el esqueleto mientras vos cantás La Internacional; a una radical entonale La Marcha Peronista mientras te peinás como Hugo Del Carril o como Hugo Moyano. El cóctel de tipo erotizado y enemigo político la va a poner más puta que Silvia Süller bajo los efectos de la ayahuasca. Tenés un 97.8 por ciento de probabilidades de terminar en la cama de sus padres haciéndola gritar "¡Montoneros, carajo!" o bien "¡Viva Fidel y la revolució!"
 Un adepto de Falopio usando la psicología inversa. Le canta la marcha peronista a una chica gorila y termina teniendo sexo salvaje en un telo de Parque Chas.

3) Auto-confianza. Nada erotiza más a una dama que un buen coche. Trabajá, robá, sacá 678 cuotas, hacé lo que sea para comprarlo; sin auto no vas a tener confianza -ya sabemos que interiormente estás más hueco que la ideología de la Coalición Cívica-. Entendelo de una vez: auto=atractivo. No le vengas a esta turra que no usa bombacha desde los 12 años con ideas subversivas sobre la contaminación que genera la combustión a nafta o tu oposición al imperialismo italiano de FIAT. Adquirí un automotor o acostumbrate a enterrarla en el hueco que le hiciste al bofe del gato cuando tu vieja se fue a dormir la siesta.
 Un tutú como este te hará ganar con las chicas PRO, ya que les despertará reminiscencias fascistoides de la década del '70. Avivate.

4) De la risa a la lástima erótica. A las pibitas les encantan los payasos. Ya sabemos que vos sos un amargado cerdo capitalista que solo piensa en su posición social y que cuando querés ser gracioso le copiás los chistes a Jorge Corona, por lo que vas a tener que hacer un esfuerzo. Dada tu falta de ingenio y chispa, lo más práctico es que te ridiculices en público tropezándote, rompiendo sin querer botellas o bajándonte los pantalones en el bar. Ella reirá de tu imbecilidad al principio, pero luego le dará lástima, por lo que te llevará a la cama y te hará una compasiva pero igualmente eficaz fellatio.
5) Golpes de efecto. Pensá que la mujer de tus sueños, esa que invitaste a salir, está soportando babosos como vos desde que ingresó a la primaria. A esta altura una cita es más una obligación cumplida por respeto al principio de conservación de la especie, que una ocasión para pasarla bien. Vos tenés que picar en punta y descolocarla. Sorprendela con actitudes y objetos que ella nunca esperó o vio antes en una situación romántica. Esto va a hacerle creer que sos un tipo original y que la vida con vos será una montaña rusa majúlica plagada de aventuras eróticas. Usá por una vez tu atrofiada imaginación y, por ejemplo, azorala sacando en medio del pub una katana que usarás para destapar una Bieckert de litro, mientras le contás que aprendiste aikido en el Barrio Chino y que en una noche de alcohol le hiciste la cola al mismísimo Sr. Miyagi.
Sorprendé a tu eventual pareja sexual destapando las gaseosas con una katana. Tu impronta oriental la hará desearte como se desea un sánguche de milanesa después de una borrachera.

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