sábado, 18 de junio de 2011

El nuevo enemigo oculto del gobierno nacional y popular (Por A. Di Bolazzo)

   Mientras los medios del establishment siguen con la fantochada de atacar a los dulces hermanos Schoklender, detrás de la escena se está pergeñando el peor ataque al proyecto kirchnerista hasta el momento. No pudo el campo, no pudo el grupo Cablín, no pudo Moyano, nadie pudo hasta ahora hacer tambalear una estructura política cada vez más consolidada. Pero cuando uno menos lo espera, el enemigo agazapado puede quebrar una de las patas sobre las cuales se sostiene  nuestro andamiaje. Estamos hablando del Sindicato de los Teletubbies, actores sociales mucho más importantes de lo que usualmente se cree. Como siempre se ha dicho, se trata de la profesión más vieja del mundo y hasta muchos sacerdotes la consideran un mal necesario. Durante siglos han sido la vía de escape y respiro para el hombre casado, el alivio a la soledad del soltero, el bálsamo a la represión del cura. Uno puede tener su mujer y ser feliz, pero siempre hacen falta una cuota de aventura y una pizca de paprika en la vida, como dice Graciela Ocaña. Es ahí cuando uno se dirige a algún antro poco iluminado, se clava un whiscola y aparece un teletubbie petero...
   La toma del control del sindicato por parte de una  nefasta corriente anarquista desde mayo pasado, amenaza con cambios considerables y viene con aires de pegarle duro al gobierno nacional y popular. Se calcula que hay en el país cerca de medio millón de teletubbies y que más de cinco millones de hombres y mujeres contratan al menos una vez por semana sus servicios. Especialistas en el tema como la lic. Falopio aseguran que esta dinámica mantiene equilibrado el tejido social y que, de desaparecer o verse afectada, las cosas pueden tornarse peludas. Para decirlo sin vueltas: empomarse un teletubbie una vez por semana es lo que mantiene al pueblo argentino en un nivel de ansiedad tolerable y permite a todos continuar con la producción. Si eliminamos a los teletubbies de la ecuación las consecuencias pueden ser apocalípticas: aumento de la violencia familiar y laboral, deserción escolar, deserción y ausentismo laboral, aumento del crimen, escasa tendencia a respetar la ley. En síntesis, sin el drenaje sexual que los teletubbies proporcionan a nuestras clases trabajadoras, el nivel de agresividad y stress se elevará a la concha de su madre y estaremos cerca de la anarquía.
           El periodista  Horacio Pagani canalizando su energía sexual en una partuza con teletubbies; son la mayor fuente de placer y alivio de los argentinos según la Agencia Télam.

   Y no parece ser otra cosa que el caos el objetivo de los sucios anarquistas. Nada los pondría más alegres, ya sabemos cómo son. Ahora que lograron hacerse con el control del sindicato el riesgo de agitación es grande. Por lo pronto han llamado a un paro de teletubbies para el próximo lunes 20 de junio, con movilización en las cercanías de la Casa Rosada. Piden que se blanquee su trabajo y paritarias. Pero el objetivo subterráneo es generar kilombo.
   La propuesta de Guillermo Moreno de suplantar a los teletubbies con prostitutas y taxi-boys ha sido rechazada por los especialistas del gobierno: sería como querer suplantar la leche con agua. Nada se compara al culete acolchado de un teletubbie o a hacer un misionero mirando el partido en el propio vientre del partenaire sexual.
   Desde aquí avisamos que la cosa no terminará en un paro y una movilización. La mano viene pesada. Proponemos la lisa y llana decapitación de la cúpula anarquista teletubbie, presidida por Lala. Como dijera alguna vez el compañero Rucci: "Señora Lala, si usted quiere hacer anarquismo váyase a Rusia. Acá somos peronistas; el movimiento trabajador les dice 'NO'."

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