¿Capocómico o capo mafioso? (Por Dr. Di Bolazzo)

   El sospechoso silencio de CFK, al que alude la nota del diario Cablín de ayer, tiene un trasfondo más siniestro de lo que pueda pensarse. Enviamos hace un par de meses a nuestro investigador con más huevos, el Nene Forrizzo, al barrio de La Boca a seguir una pista sobre el tema.
   El objetivo era que se infiltrara en una de las cinco familias que controlan el barrio, la más poderosa. Se trataba del grupo dirigido desde hace más de veinte años por el patriarca Gino Renni. Forrizzo, gracias a su ascendencia italiana y a su innata capacidad de delinquir, pronto trabó lazos con los hampones de la familia y comenzó a hacer pequeños trabajos como asociado. Se ganó poco a poco la confianza y la amistad de los muchachos de Gino y accedió al secreto mejor guardado del Peronismo: CFK está bajo el control de la mafia argentino-siciliana y su silencio se debe a una aplicación extrema de la ley de la omerta.
   Viejo zorro, Renni siempre actuó bajo la premisa de los sabios sicilianos: hay que parecer lo más pelotudo posible si se quiere tener el control por mucho tiempo; de ese modo tus enemigos se confiarán, no te atacarán y podrás seguir acumulando poder.
Aquel actor poco agraciado y amistoso que conocimos, no ha sido más que una máscara para construir poco a poco el imperio delictivo más extenso de América Latina y África,  con infiltrados que controlan el Peronismo, la UCR y el PRO.
   Una infame pirámide mafiosa en cuya cúspide está Gino.
   Siempre Gino.

                                                       El poder en las sombras.