viernes, 22 de julio de 2011

Crítica de "The Kalafate Kid" (Por Cdor. Klinsmann)

The Kalafate Kid (2011)

Ficha técnica:
Título original: Il Bambino di Kalafate (O Garoto de Calafate)
Género: Biopic.
Temática: Artes políticas. Peronismo de izquierda. Peronismo de derecha. Peronismo del centro.
Dirección: Leonardo Favio
Reparto: Guido Kaczka. Rodolfo Ranni. Florencia Peña. Hugo Moyano. Gladys Florimonte.
País: Inglaterra. Italia. Brasil.
Duración: 122 horas.
Estreno: 31/09/2011
Para ver: En soledad, un lunes a las cinco de la mañana, antes de ir a trabajar a la mina.
La perlita: La filmación de las escenas de sexo entre Kaczka y Florimonte fue trabajosa debido a la excitación real de ambos.


Sinopsis:
   Argentina, 2010. El joven Máximo (Guido Kaczka) es obligado por su madre Cristina (Florencia Peña) a mudarse de su ciudad de origen, El Calafate, a la ciudad de Buenos Aires. Debe abandonar a todos sus amigos peronistas de izquierda e integrarse en el ambiente del Justicialismo capitalino y bonaerense de centro y derecha. Sus nuevos compañeros empezarán a molestarlo y agredirlo desde su primera visita a una unidad básica. Se topa con muchachones duhaldistas que se burlan de él y lo golpean con un cuadro de Lopez Rega. Su mamá lo envía a negociar a la CGT y es humillado por burócratas sindicales, quienes lo obligan a arrodillarse ante una estatua enana de Vandor. Para vengarse, el joven Máximo asiste a un acto de Hugo Moyano (Hugo Moyano) y comienza a provocarlos cantando "¡Perón/ Evita/ la patria socialista!", a lo cual sus enemigos responden insertándole un choripán con chimi extrapicante en el ano. Como consecuencia de esto, sufre hemorroides y su madre lo encuentra llorando en su habitación. Cristina decide acudir a un sabio que enseñe a Máximo a defenderse de sus crueles rivales. Máximo conoce en la Quinta Presidencial a Antonio Cafiero (Rodolfo Ranni), un viejo zorro político que aprendió el peronismo de boca del mismísimo Juan D. Perón.
 Escena del severo aprendizaje de Máximo Kirchner en el arte marcial peronista. Cafiero (Ranni) haciendo una transa con un barón del Conurbano. En el fondo, el aprendiz carga una mochila con dinero negro.

    Comienza así el duro entrenamiento de Máximo quien al principio cree que Cafiero lo está usando. Este último lo hace recaudar plata de negocios ilegales, sobornar periodistas, realizar transas con jueces y asignar fondos a fundaciones fantasmas. Cuando Máximo se queja y le dice a su mentor que no ha aprendido nada, Cafiero lo envía nuevamente a la CGT, donde al ser atacado por un sindicalista se le ocurre de forma espontánea prometerle un lugar en una lista sábana. A partir de ese momento comienza a conquistar a sus anteriores enemigos con distintas clases de tráfico de influencias y coimas. Comprende la esencia metafísica del peronismo, sintetizada en las palabras de su maestro: "Peronismo en el centro, peronismo en la derecha. Peronismo nunca en la izquierda". Conoce finalmente a una mujer madura que le da un hijo a quien llaman Floripondio. Un flash forward final muestra a Floripondio Kirchner gobernando la Argentina en el año 2052, dando un poético mensaje acerca de la eternidad del peronismo.
 Floripondio Kirchner, nieto de CFK e hijo de Máximo, condecorado en el flash forward final de la película. Favio profetiza un siglo más de gobiernos peronistas.

Crítica:
   Épica obra de arte de Leonardo Favio, quien vuelve a brillar como en sus grandes momentos. El periplo del héroe que aprende de un viejo sabio es representado con la genialidad propia de los elegidos. Las escenas de coimas y blanqueo de dinero ilegal tienen alto valor poético y llegan al corazón del espectador. La maestría de Favio nos permite identificarnos con Máximo y salir de nuestra situación real de damnificados durante toda la película. La actuación de Kaczka es impecable pero quien se lleva todos los aplausos es una vez más Rodolfo Ranni, interpretando al astuto y cínico Cafiero; al verlo y oirlo a uno le dan ganas de salir a recolectar sobornos, tanta es la pasión que le imprime a su caracterización de la avaricia y la corrupción. Le damos una mención especial al debut actoral de Hugo Moyano, quien se interpreta a sí mismo. Su papel está algo sobreactuado, lo cual le quita credibilidad, pero es de esperar que mejore en las secuelas (se proyecta filmar dos partes más). Por último, Gladys Florimonte luce como siempre impactante en las escenas eróticas, en las cuales uno no sabe si reir, llorar o aterrarse.
   En síntesis, una obra maestra de Favio que nos deja un profundo mensaje: acostumbrémonos al peronismo, pues nunca nos libraremos de él.

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